EL CHALEQUITO DE LANA

Los soldados del grupo estaban muy urgidos sexualmente y fueron al pueblo más cercano a
buscar un prostíbulo.

Llegaron y vieron que el lugar estaba seriamente de capa caída: la única prostituta disponible era

una vieja fea y nada apetecible. Los 12 estaban tan urgidos que no les importó que fuera vieja y
fea la “chica”. Negociaron y quedaron en un monto de dinero por los 12. Fueron desfilando uno por
uno y cuando se preparaban para salir, el último soldado les pregunta a los demás:

-“¿Se han dado cuenta de que esta vieja está tan mal que ya seguramente no puede ni contar?

-“Metamos al burro sin las alforjas y que bote el taco también él!”

Así fue y el burro también pasó “por las armas” de la vieja.

Ella les dijo:”Oigan, chicos, estoy vieja y no veo bien ya, pero puedo contar! Me han pagado por
doce y han sido trece!

“Eso sí: díganle al último chico, al del chalequito de lana, que regrese cuando quiera; que con él
estuve feliz y que no le cobraré por futuros servicios!”

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